CHRISTIAN SCOTT – Vibrando alto y sereno sobre Santiago

Nota por Carlos Solís Tapia
Fotos por Diego Gamboa
La Fría noche del domingo 1 de octubre fue disipada por el tan esperado debut de Christian Scott (Chief Xian aTunde Adjuah), trayendo lo mejor de su auto catalogada “stretch music”, sonidos unificados de todas las razas, culturas y expresiones musicales del mundo e integrarlos en un solo lenguaje.
Club chocolate albergo a una importante cantidad de no solo fans del artista, sino que también al de jazz fusión; todo partió a eso de las 20:30 hrs. con la presentación del musico nacional Eden Carrasco, saxofonista surgido de los talleres de jazz dictados por Martin Joseph. Carrasco ofreció al público un gran y contundente set de improvisación.

Ya con un leve retraso en el horario fijado, Christian Scott salió al escenario casi a las 21:30 hrs. con un ánimo increíble y contagioso que en cosa de minutos ya tenía al público gozando con cada acorde de sus instrumentos, y literal es así, ya que el creo sus propios instrumentos al no sentirse cómodo con los ya existentes en el mercado.
El primer tercio del show estuvo basado en su último trabajo de estudio “Bark Out Thunder Roar Out Lightning” lanzado hace tan solo 3 meses atrás; el cual es el primero en su carrera que no toca la trompeta. Acá deja en asombro al público con la utilización del Chief Adjuah´s Bow, instrumento de cuerda que combina el n´goni y la kora de África occidental con el arpa europea. Creando sonidos eclécticos, limpios y ruidosos, logrando un ambiente único con la banda de fondo.

De un comienzo Scott mantiene un dialogo constante con la gente, deja en claro que su música debes vivirla y expresarte tal cual la sientas, obviamente con el debido respeto de quien tengas alrededor, no ser el público parco de jazz común, donde es casi una regla solo disfrutar sentado y no bailar.
Existe un momento amplio de conversación y respeto por escuchar la historia de como el llega a ser Big Chief del grupo Black Indian, The Xodokan Nation, tal cual lo fue su tío y abuelo antes. Su discurso sale constantemente del amor a sus raíces, de su querida y entrañable New Orleans (donde fue nombrado Gran Griot of New Orleans), y de cómo el continente europeo se ha apropiado de la cultura musical áfricana.
Scott continua con su discurso e invita a reevaluar su música, sus discos; él no se reconoce como un jazzista común, sabe que el jazz y blues crea fusiones y gracias a eso comienza su búsqueda que lo lleva a crear su stretch music. Luego de este manifiesto suena una hermosa interpretación de “Songs She Never Heard” de su pasado disco “Axiom”.

Los tremendos músicos de soporte que utiliza Scott, son primordiales para dejar en claro el mensaje musical y dar ese valor nutricional al alma. Ya sea su bajista de tal solo 19 años o su baterista de 25, cada pieza esta elegida de forma perfecta.
Su setlist fue ideal ya que se pueden ver las etapas de evolución no solo de su música, sino qué como artista, ya sea pasando por sus momentos altos de trompetista, cantante y ahora utilizando el Chief Adjuah´s Bow. Todo el set está pensado para que el público pueda gozar con la energía reflejada del escenario, es un acto de amor para su gente, está muy lejos de ser un espectáculo de jazz.
Al momento final, ya llegando al Encore, Scott lanza una inusual propuesta a los fans, señalando qué en la entrada del recinto, en el puesto de merchandising, las cosas estaban muy caras (discos, poleras, etc), por temas de impuestos; por lo que ofreció a quién compre cosas, mínimo serían autografiadas por él y la banda. Esto hubiese sido un caos de no ser por la excelente organización de Club Chocolate, teniendo a disposición la salida antes del stand que estaba repleto con la banda y fans.

Luego del discurso vino el tema final que no pudo ser mejor elegido para la ocasión, “West of the West”, un rock and roll pausado recordando a John Coltrane o Sonny Rollins, trayendo sonidos propios del jazz fusión e inclusive el hip hop. Cerrando una noche increíble, no tan solo para los amantes de la música, esto no solo fue dejar buenos acordes, sino que también un mensaje profundo a nuestras propias raíces, el público tiene la tarea de llevar a su hogar y a su vida, lo experimentado esta noche como una parábola.




