Pascuala Ilabaca y Fauna: una diversidad contradictoria

Este viernes en el Nescafé de las Artes, Pascuala Ilabaca vino con Fauna y con una colección de invitadas e invitados de lujo para presentar “Porteña”, su séptimo álbum de estudio. Nos regaló un encuentro cercano en donde convivieron diferentes conjuntos, la energía del baile y la intimidad de una despedida.
Porteña
Pascuala Ilabaca nació en España, creció y estudió en la India, recorrió todo Chile y hasta vivió en México. Su trabajo ha sido una recolección cuidadosa de ritmos, motivos melódicos, tradiciones folclóricas y relatos orales de distintas partes de Latinoamérica. Gracias a esa rica experiencia, los discos de Pascuala y Fauna han logrado reunir con una sensibilidad excepcional influencias que conectan distintos rincones de este continente enorme. Sin embargo, en este séptimo álbum de estudio se han tornado de la manera más nostálgica a su propia tierra: “Porteña” es un homenaje a Valparaíso que recoge todas las piezas desperdigadas de la joya del Pacífico.

Como bien se preocupó de dejar en claro Pascuala, este disco, así como Valparaíso mismo, es una diversidad contradictoria, una tierra de contrastes en la que conviven mil influencias diferentes. El concierto del viernes hizo que compartieran tarima una secuencia interminable de ritmos y voces distintas. Desde el bolero, hasta la cumbia, las cuecas y el ritmo de las comparsas, nos dieron una probada del sabor callejero de la vieja bohemia.
“Silencio en Valparaíso” fue quizás el momento más cargado emocionalmente. Tomando una pausa dela fiesta callejera, la canción nos contó la experiencia personal de la pandemia en el puerto: “Este silencio no se oye como la paz, se oye vacío como el hambre”. Y, sin embargo, la música fue una esperanza para hacer revivir toda una tradición de vida social, cultural y artística.

¿Cuántas casas caben en Valparaíso y cuántas voces caben en un escenario?
La larga trayectoria de Pascuala como recopiladora de folclore le ha dado el don para reunir, para montar en un mismo espacio diferentes voces y distintas piezas. Quizás lo más bonito que pudimos ver el viernes fue una recopilación de artistas del folclore nacional. El Duo Pajarito, Daniel Bahamondes, Mora Lucay, Miguel Molina y Martín Molina fueron apenas algunos de los nombres que se hicieron un espacio en el escenario junto a Fauna. Entre todos presentaron “La Mariposa”, “Cueca Para Un Pintor” y “Manon Duncan”, el pie de tres cuecas que cierra el nuevo álbum.

Sin embargo, cerrar el álbum no significó que tuviera que terminar el show. El concierto tomó entonces un ritmo mucho más veloz y quienes todavía quedaban en sus asientos tuvieron que sacudirse la impresión y ponerse de pie. Con una recolección de algunos clásicos de la banda como “Por qué se fue la paloma”, “Te traigo flores” y “La Luchadora”, la noche se aceleró de la mano de los motivos andinos y de la cumbia para asegurarse de que no quedara ningún pie quieto.
La tensión creció entre los diferentes instrumentos, voces e influencias que se hicieron parte del espectáculo, y culminó con Pascuala desafiando a la guitarra y los instrumentos de viento a batirse en un duelo de sonidos. Las percusiones hicieron lo propio en una batalla de ritmos que tuvo tanto de batalla como de armonía y complicidad.
El protagonismo de la colaboración
Pascuala Ilabaca es una instrumentista multifuncional, capaz de combinar el acordeón con una voz privilegiada y versátil. Sin embargo, en esta ocasión la virtud que más sacó a relucir fue la de ceder el protagonismo y darle espacio en el escenario a un mundo enorme. Cada invitado tuvo la oportunidad de hacer suyo el espectáculo y abrir la puerta a un nuevo rincón del folclore.
Cada integrante de Fauna tuvo también su momento para brillar y aportar a construir una hermosa complejidad. El escenario, así como el álbum y así como la ciudad de Valparaíso, fue la encarnación de una diversidad contradictoria.

Cuando el telón estaba por caer, Pascuala y Christian Chiang, bajista de Fauna, se permitieron un último momento, mucho más íntimo y minimalista, en donde compartieron una última canción en voz y bajo. El contraste entre el timbre más suave de Pascuala y la profundidad melódica de Christian le dio el contrapunto melancólico a un espectáculo eufórico. Y mientras cerraban las últimas notas de “Sin Mi”, todo estuvimos de acuerdo en que a veces es duro aceptar que se termine una noche como esa.
Revisa la galería fotográfica completa